11 dic 2009

Sin ti

Me pregunto tantas cosas... Me cuestiono la razón por la que mis manos se deslizan rápido sin que yo a penas las guíe. La primavera la sangre altera, dicen por ahí... entonces tú, tu eres mi primavera.

Cambia mi cara al ver tu marcha. Lágrimas traidoras e insolentes caen a lo largo de mis mejillas, mientras veo como en un solo momento se va todo eso que me gustaría no perder nunca. Siento dentro que jamás volverás, que una parte de mi alma se introdujo sin darme yo cuenta en algún rincón de tu maleta. Ese autobús aleja de mi algo que el destino quiso poner en mi camino. Quizás un capricho de la suerte, una mariposa en el camino que con mi cara topó, o seguramente el espejismo del gran desierto que me esfuerzo en percibir como oasis.


No quiero dejarte ir, no aguanto que te vayas, no me gusta verte marchar, no soporto ver tu partida. Una vocecilla, resultado de mis nefastas experiencias, susurra en mi interior que nunca más te volveré a ver. Que la oportunidad de mi vida se fue en un solo instante. Percibo que mi vida desembocó en ti, como un río cualquiera muere a las puertas del mar.

Sólo una semana pasará. Una semana entera ha de transcurrir hasta que te vuelva a mirar. Hasta que vuelva a fijar mi mirada directamente en tus ojos, y note como mis piernas me traicionan y comienzan a temblar. Notaré entonces, como mi respiración se acelera, como mi corazón sufre los efectos de la adrenalina que por mis venas velozmente se desliza. Sólo después de siete días, cuando vuelva a tenerte en mis brazos, cuando sienta tu aliento de nuevo acariciar mi piel, cuando sepa que te puedo aferrar para no volverte a dejar ir, sólo entonces viviré de nuevo. Ahora que ya te despedí, tengo la sensación de haberme quedado sin algo, como si me hubiera quitado una sortija que he llevado durante mucho tiempo: desnudo, casi indefenso. Eres la sortija que nunca me quitaría. El anillo que con gusto cosería a mi dedo. Quiero tenerte cerca. Quiero que no te separes. Quiero que no me dejes nunca solo. Quiero que sigas siempre en mi cabeza, pues aunque estés lejos, de mi mente no te escapas. Quiero tantas cosas contigo que ni te imaginas cuanto te quiero.

Te quiero...

Aquí te espero.